sábado, 30 de abril de 2011

Comienzos...

Tatty es una chica de estatura media, tiene piel clara y ojos verdes, su pelo es largo y liso de un tono castaño casi cobrizo.
Su carácter es tímido y reservado y por ello le cuesta bastante entablar relaciones sobre todo con personas del sexo opuesto, tiene miedo al rechazo y eso hace que su vida sea tan complicada.
Desde pequeña había creído en los cuentos de hadas y finales felices, pero poco a poco Tatty fue descubriendo que la vida no era de color de rosa y que por cada momento feliz vienen muchos agridulces.
Era la mayor de tres hermanos Jeffry era dos años menor que ella y Noa casi diez.
Noa era una persona de carácter bastante fuerte, a pesar de su corta edad tenía las ideas muy claras y sabía lo que quería y como conseguirlo.
Ella era la mejor consejera de Tatty y aunque carecía de sensibilidad sabía como animarla y hacerla reír cada vez que lo necesitaba, ya que era una chica bastante graciosa además físicamente era la mas guapa, aunque tenían cierto parecido.
Con Jeffry la cosa no era tan sencilla, desde pequeños habían tenido una relación un poco complicada, pero el hecho de que estudiara fuera hacía que se vieran menos.
Vivían en el seno de una familia pobre de padres agricultores, por lo que estaban acostumbrados a compartir y adaptarse a las situaciones como viniesen, ya que es un trabajo bastante duro y poco recompensado.
Con 18 años Tatty decidió salir del pueblo y abrirse puertas a un futuro mejor. Se transladó a la capital para ver si su suerte cambiaba y encontraba el amor, poniendo como excusa que se iba a estudiar.
Las calurosas tardes de verano en las cuales los cuerpos se tostaban al sol y el mar era el deseo de cualquier persona ya quedaron atrás, ahora era tiempo de comenzar a trabajar, las vacaciones habían pasado y era un momento de cambio.
La vida en los pueblos es mucho más tranquila y sosegada que en la ciudad, por lo que Tatty veía a su alrededor un mundo nuevo que quería aprovechar al máximo sin perder ni un solo segundo. Era principio de septiembre y decidió comenzar la búsqueda de casa en la cual viviría los próximos meses y quien sabe si las cosas fuesen bien años quizás.

Comencé a mirar la sección de los periódicos en la cual aparecían los anuncios por palabras, había cientos de ofertas pero pocas se asemejaban a lo que yo buscaba; chico joven y guapo busca compañera de piso ¿Tan difícil era?
Frustrada de que mi búsqueda no diese resultado decidí que debía ser un poco más práctica y en primer lugar buscar un lugar donde dormir, a menos que quisiera verme en la calle acompañando al grupo de indigentes que frecuentaban los bancos cada noche.
Opté por mirar en las facultades y centros de estudios de la zona los anuncios que los mismos estudiantes ponían en los tablones, de entre la multitud cogí varios teléfonos que parecían apetecibles, tras horas de selección y comencé a llamar.
En una de las llamadas que realicé me contestó un chico con acento francés, emocionada al ver que era voz masculina y sugerente decidí visitar el sitio para ver que tal era el ambiente, a veces las apariencias engañan pero estaba segura de que esta no era una de esas. Quedamos en un plazoleta cercana a la media hora, el sitio era bueno y no era excesivamente caro, por lo que estaba de suerte. Llegue casi un cuarto de hora antes por la inquietud de no saber lo que me esperaba, pero había mucha gente y no sabía si cualquiera de los chicos que había allí podía ser Peter, así que espere a ver si alguien mostraba algún gesto de espera … En ese momento a pesar de estar rodeada de gente, me sentí absolutamente sola, cada persona llevaba un ritmo  distinto y en ninguno de ellos encajaba el mio, junto a mi había una señora con sus dos hijos pequeños  los cuales no paraban de corretear intentando coger una de los cientos de palomas que frecuentaban el lugar. Muy cerca había cafeterías llenas de gente, chicos patinando y vendedores que colocaban sus puestos a pie de calle, todos tenían cosas que hacer y mientras tanto yo seguía esperando. Al ser un lugar de tanto transito se hacia complicado encontrar a la persona que buscaba pero aun así no me rendí.
Cada vez la espera se hacia mas difícil y mi impaciencia aumentaba por momento, estaba muy nerviosa y no podía hacer nada.
Pasados 45 minutos y visto que nadie aparecía fui a buscar el móvil para llamarlo, cuando un señor de unos cuarenta y tantos años, bajito y con barba de tres días  se acerca a mi banco preguntándome si yo era Tatty, en ese momento pensé: ¡Tierra trágame!, pero donde voy a meterme, para nada se parecía al francés guapo y atractivo que me había imaginado al oír su voz por teléfono.

1 comentario:

  1. Hola Toñi. Buen relato.

    Por cierto, has quedado muy bien en la foto. Estás muy natural.

    Te animo a seguir. Por cierto, ¿ya diste de alta el blog en los principales buscadores?

    Es que es de vital importancia para que aparezca tu página en la red.

    Para lo que sea escríbeme al mail y te ayudo.

    Cuídate. Un saludo.

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